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El Círculo de la amistad

  • Autor de hilo DeletedUser1986
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DeletedUser1986

Guest
Érase una vez un círculo, un triángulo y un cuadrado que, cansados de vivir en su triste soledad matemática, decidieron salir a conocer el mundo. Lo que ellos no sabían era que aquella aventura se convertiría en un viaje interior hacia el conocimiento de sí mismos, y que les ayudaría a descubrir una estrecha y eterna amistad, inmortalizada por los geómetras de todos los tiempos.

El triángulo vivía en el Reino del Fuego y, por tal motivo, todo el mundo lo rehuía. Se había vuelto muy arisco en el trato y se veía a sí mismo demasiado simple, por eso, le gustaba disfrazarse continuamente: en fiestas, lucía su esmoquin de equilátero; su traje más elegante, para el trabajo, vestía la más limpia ropa del isósceles, ya que el agua y el aceite resbalaban mejor; en casa, escondía su figura en el pijama escaleno. Por su parte, el cuadrado habitaba el Reino de la Tierra. Era macizo, poderoso y de cimientos firmes. Se creía perfecto, era orgulloso y escrupuloso en el trato. Caminaba intentando transmitir siempre la impresión de llevar puesto el mejor traje de gala. Por último, el círculo vivía en el Reino del Aire donde se sentía cual pompa de jabón volando de acá para allá. El rodar a todos los lados le había vuelto un ser humilde y sencillo.

El triángulo y el cuadrado, cansados de su vida solitaria, decidieron emprender un viaje a conocer otros mundos y otros reinos. En su peregrinaje, el triángulo comenzó a fijarse, de día en las formas triangulares de los tejados, en las triangulares y afiladas puntas de las lanzas, en las abruptas y triangulares montañas. Por la noche, admiraba las estrellas, las cuales le parecían agregados de diminutos triángulos; pero sobre todo, llegó a sobrecogerse ante la belleza de las constelaciones Boreal o Austral. Mientras tanto, el cuadrado, en su recorrido por otros lugares, apreciaba cuanto a él se asemejaba: las cuadradas ventanas, las fachadas cuadradas de los edificios, las baldosas cuadradas, los cuadros cuadrados... Cada uno veía fuera de sí lo que en realidad era. El mundo se había convertido para el triángulo y el cuadrado en un gran espejo que les devolvía su propia imagen. Ajeno a ellos, el círculo se maravillaba de la complejidad del mundo y de las múltiples formas y colores que componían los diferentes objetos: apreciaba el color de las flores, el murmullo de las aguas del río o el aleteo de las hojas de los árboles al ser atravesados por el viento. Nada escapaba a su agudo sentido observador y a su fina sensibilidad.

Un lluvioso día, fueron casualmente los tres a cobijarse en unas cuevas. Como la tormenta arreciaba fuertemente, los tres se adentraron en las profundidades laberínticas de la cueva sin atender por dónde caminaban. Y se perdieron. Entonces cada uno sacó a relucir su propio carácter. El triángulo comenzó a insultar al cuadrado. "¡Cuadrado tenías que ser!". El cuadrado vociferó contra el triángulo. "¡Cállate deficiente mental, menguado de arista! ¡cerebro de mosquito!¡Nunca llegarás a tener la ancha frente que tengo yo!". Herido en su orgullo, el triángulo replicó. "¡Cabeza cuadrada de troglodita! ¡Rebota balones, como un frontón!" Y la discusión continuó durante largo tiempo.

Entre tanto, el círculo permaneció silencioso, como ajeno a lo que estaba ocurriendo, hasta que, agotados de insultarse el cuadrado y el triángulo, se hizo nuevamente el silencio dentro de la cueva. Fue entonces cuando el círculo tomó la palabra: "Tranquilos, cuando amaine la tempestad, la brisa me llevará en volandas y yo os conduciré a la salida." Tranquilizados por sus palabras, comenzaron a sentirse a gusto. El círculo entonces aprovechó para ayudarles a descubrir sus mejores cualidades: "Tu, triángulo, no eres deficiente como te dice cuadrado, sino sabio y poderoso, porque a la trinidad divina representas, quien todo lo ve, todo lo sabe, todo lo puede.- El triángulo esbozó una expresión sonriente.- Y tu, cuadrado, representas la mesura, el equilibrio, la constancia, en suma, la virtud. Los dos sois de manera diferentes perfectos; en cambio, yo soy un pozo vacío que nada encierra dentro de sí. Vosotros sois sabios, yo carezco de todo, incluido de conocimiento."

Al oír estas palabras, el cuadrado y el triángulo se dieron cuenta de que habían sido generosamente tratados por el círculo, ayudándolos a descubrir sus mejores y más ocultos valores. Entonces el triángulo cayó en la cuenta de que tenía frente a sí a un verdadero amigo y empezó a decirle: "Tienes la forma de un generoso corazón que, por haberse agrandado tanto, a perdido toda arista cortante y todo vértice punzante, de los que desafortunadamente aun, no nos hemos librado nosotros. Tienes una profundidad interior -continuó el triángulo- que te hace verdaderamente sabio". A lo que añadió el cuadrado. "Tu perfección consiste en no saber que eres perfecto. Eres justo: examinas todo sabiéndote colocar en el centro de un horizonte equidistante".

De pronto se dieron cuenta de que el miedo había desaparecido y de que ya no tenían deseos de salir de allí. Desde ese día los tres quisieron permanecer siempre unidos en una eterna amistad.

Cuentan que un día un geómetra los encontró a los tres unidos e incrustados en la roca: el círculo acogiendo al cuadrado y el triángulo acomodado dentro del cuadrado. En honor a la redonda figura, los humanos acuñaron la expresión "el círculo de la amistad".


circulo de la amistad.png

Escrito por iuria1 y dedicado para todo el Team
 
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